¿Cuáles son los antecedentes del Programa en materia de empresas y los derechos humanos?
La relación empresa-derechos humanos no es nueva. En las dos últimas décadas la preocupación por los impactos negativos de las empresas en los derechos humanos se incorporó con mayor fuerza en la agenda internacional. Sin embargo, desde los años 70 del siglo pasado, comenzó el impulso de los Estados, principalmente dentro de Naciones Unidas, con propuestas de códigos, (Código de Conducta para las Empresas Transnacionales, 1974), normas (Normas sobre las Responsabilidades de las Empresas Transnacionales y otras Empresas Comerciales en la Esfera de los Derechos Humanos, 2003), directrices y estándares, obligatorios y voluntarios, para prevenir y reparar daños generados por las actividades de las empresas transnacionales.
A la fecha, sólo las propuestas voluntarias han sido exitosas. La más relevante, los “Principios Rectores sobre las empresas y los derechos humanos: puesta en práctica del marco de las Naciones Unidas para proteger, respetar y remediar” (“Principios Rectores”), adoptados en 2011, comprende 31 Principios Rectores con comentarios descriptivos divididos en tres pilares fundamentales:
Este documento es el máximo estándar internacional sobre la responsabilidad de las empresas de respetar derechos humanos y la obligación de los Estados de garantizarlos frente a las actividades empresariales.
Los Principios Rectores establecen que los Estados, incluidas las empresas públicas, deben proteger los derechos humanos frente a las empresas y que, las empresas (públicas y privadas), a su vez, deben respetar los derechos humanos y en todo caso reparar a las víctimas por los daños causados o provocados por sus actividades empresariales.
México tiene un compromiso internacional para alinear sus políticas públicas y legislativas en el tema de empresas y derechos humanos a los Principios Rectores; para ello, entre otras acciones, debe elaborar y aprobar el Plan de Acción Nacional. No hay marcha atrás para lograr contar con las herramientas necesarias que hagan posible el respeto a los derechos humanos en todas las actividades empresariales.
Por su parte, las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos como la CNDH, se han comprometido a impulsar el respeto a los derechos humanos frente a las actividades empresariales. Por lo tanto, a través del Comité Internacional de Coordinación de las Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos adoptaron en 2010 la Declaración de Edimburgo y en 2015 la Declaración de Mérida.
En ese contexto internacional, la CNDH crea el Programa de Empresas y Derechos Humanos a fin de cumplir con los compromisos internacionales como Institución Nacional de los Derechos Humanos y de asumir en su agenda de trabajo la aplicación de los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de la ONU, así como dar cumplimiento a los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030.
Para mayor referencia sobre los antecedentes señalados consultar la línea del tiempo de avances en materia de empresas y derechos humanos a nivel internacional y nacional, en el caso de México y la CNDH.